Inés Arrimadas coloca a Roger Torrent en la hora de las lealtades

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Muy en breve, este lunes 22,  Roger Torrent va a mostrar su verdadero perfil: pactista o más radical aún, pese al cuidado de las formas, que Carme Forcadell.

Si su objetivo es restaurar la normalidad institucional en Cataluña, debe hacer un balance cuidadoso del fin de sus consultas políticas para proponer un candidato a la investidura.

Si pretende promover la investidura del huido expresidente Carles Puigdemont, mediante la reforma del reglamento o un nuevo truco político, llevará la XII legislatura al enfrentamiento sin que sea descartable la disolución del Parlamento de Cataluña y una posible nueva convocatoria de elecciones.

Inés Arrimadas fue contundente en su encuentro con Roger Torrent como explicó en su conferencia de prensa.



"No aceptaremos que se retuerza el reglamento del Parlament", subrayó destacando que Ciudadanos considera inviable proponer a Carles Puigdemont para el debate de investidura porque es “una persona huida de la justicia”.

"No entendemos como algunos intentan plantear una investidura de alguien por Skype, control remoto o mediante un holograma", subrayó Inés Arrimadas instando a Roger Torrent a que cumpla con el informe de los letrados de la Cámara.

Nada se puede adelantar en Cataluña. Pero el escenario es esta vez diferente. Hay una lucha fratricida entre JcXat y ERC bajo las formas de aparente entendimiento. Esquerra Republicana considera que el tiempp del PDeCAT pasó. Y que el nuevo escenario político es el del duelo político de ERC (izquierda republicana populista e independentista) con Ciudadanos (centro).

Roger Torrent, pese a ser un implacable independentista, y un hombre de izquierda radical republicana, mostró en su primer discurso su deseo de apaciguar el clima de fractura social. Sus próximos pasos son decisivos.

Inés Arrimadas le colocó ante el reto de las lealtades. A la ley y a la Constitución. Es el único escenario posible frente al plan de JxCat de una investidura telemática o delegada junto a la hipótesis de un presidente de Cataluña gobernando desde Bélgica con una mesa de trabajo delegada en la Generalitat. Es el escenario que Albert Boadella desnudó en su discurso como presidente de Tabarnia en el exilio.
 
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