El uso de la mascarilla es esencial. (Foto: Antena 3)

Las mascarillas son esenciales para frenar la extensión de la COVID-19

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Énfasis de las autoridades a todos los niveles.  La mascarilla o cubre boca de tela es apropiado para proteger a las otras personas con las que tenemos contacto cercano, y cuando la distancia social no es posible. La manera de protegernos unos a otros es usando la mascarilla todo el tiempo en que la distancia social no es posible.

A la vez, en las últimas semanas estamos observando un cambio de tendencia en los contagiados por coronavirus en España.

Mientras que en los meses más duros de la pandemia, los infectados por COVID-19 eran, mayoritariamente, las personas de edad más avanzada, ahora son los jóvenes el colectivo más afectado.

Las autoridades sanitarias están alertando de los brotes de coronavirus asociados al ocio nocturno de los jóvenes. ¿Por qué están bajando la guardia?. Los expertos apuntan a que se creen inmunes al virus y a que se ha transmitido el mensaje que la COVID-19 afecta principalmente a los más mayores.

En su comportamiento frente a la pandemia también pesa la poca importancia que se le da al virus y que tiene que ver con el desarrollo evolutivo de los jóvenes. Lo cierto es que la edad media de los contagiados está disminuyendo hasta situarse en las últimas tres semanas en 36 años en el caso de las mujeres y de 38 en el de los hombres, cuando en marzo y abril ascendía a 62 y 63 años, respectivamente, según detalló esta semana el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.



Además, los datos muestran un incremento significativo de los contagios entre los más jóvenes. El último informe del Instituto de Salud Carlos III, del 23 de julio, contabiliza 7.730 casos entre personas de 15 a 29 años desde el 10 de mayo, lo que significa un 21,7 % del total y un 56 % más que una semana antes, cuando se reportaron 4.929 contagios en ese grupo de edad.

 Imágenes como las del pasado miércoles del Congreso de los Diputados, en el que los propios diputados no guardaron la distancia social, o de terrazas y playas abarrotadas no ayudan mucho.

El propio ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una comparecencia este jueves en el Congreso reconocía que "es muy difícil en un bar cerrado, en una discoteca, tener la mascarilla y tomarte la copa y no relajarte; de ahí viene uno de los principales focos del problema", advirtió.

Otro de los problemas de los locales de ocio nocturno es la dificultad de hacer el seguimiento a los contactos cuando se detecta un positivo, a lo que hay que añadir el rechazo de algunos jóvenes a someterse a la prueba PCR aun sabiendo que han estado en contacto con un contagiado.

Esta semana se conocía la negativa a hacerse el test de algunas personas que estuvieron en una discoteca de Valencia en la que se detectó un brote de coronavirus
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