Un espía detrás de Lagomarsino. (Captura: UN/Clarín)

Netflix reabrió con fuerza las teorías conspirativas en el asesinato de Nisman

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Antes del encuentro de Alberto Fernández con el papa Francisco, y en plena tormenta económica, el caso Nisman volvió con toda su fuerza al primer plano de Argentina. En 2018, la Justicia dictaminó que Alberto Nisman fue asesinado.



La Cámara Federal de Buenos Aires consideró probado que al fiscal lo mataron de un tiro en la cabeza en el baño de su casa el 18 de enero de 2015. Vinculó el crimen a su trabajo al frente de la investigación del atentado contra la  Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Fue una terrible tragedia con 85 muertos en 1994. Desde entonces se han sucedido todos los interrogantes.

En estas aguas navegó Netflix con el escelente trabajo de Justin Webster a lo largo de cuatro años. El fiscal, la presidenta y el espía es una serie dividida en seis episodios de una hora. Reúne 60 testimonios, entre los que destaca el exespía Antonio Jaime Stiuso.

Considerado como el hombre de los servicios de inteligencia que ayudaba a Nisman en la investigación sobre el atentado de la AMIA, Stiuso asegura que tanto Nisman, como él, fueron amenazados de muerte por Cristina Fernández de Kirchner o alguien de su entorno.

Entrevista también con el ex ministro de Exteriores Héctor Timerman. Fue denunciado por Nisman por presunto encubrimiento de terroristas a través del memorándum de entendimiento firmado con Irán, que nunca entró en vigor. El testimonio de Timerman fue impactante porque se grabó cuando el cáncer que puso fin a su vida en 2018 estaba muy avanzado



De nuevo, lo último apunta a un espía detrás de Diego Lagomarsino, el empleado de Alberto Nisman.

¿Suicio o asesinato? La sensación de angustia de que no habrá justicia para las víctimas del ataque terrorista contra la AMIA, el caso investigado por Nisman. Permanece en primer plano el momento de la muerte de Nisman, días antes de que presentara la denuncia sobre Cristina Fernández de Kirchner. Nisman sostenía que estaba encubriendo las investigaciones de la AMIA a cambio de firmar un acuerdo comercial con Irán.

Por el momento, toda esta trama, como bien apunta el excelente trabajo de Justin Webster, refleja una justicia ineficaz, bajo la influencia de los servicios secretos y la contaminación de los inquilinos de la Casa Rosada (primero Cristina, luego Mauricio Macri y ahora Alberto Fernández).

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