Ovación cerrada para Felipe VI y Letizia en el kilómetro cero del dolor

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En la investigación policial, tres terrorista huidos, cuatro detenidos, cinco abatidos en Cambrils, e incógnitas sobre quien murió al estallar la fábrica de bombas de una célula terrorista formada al menos por doce yihadistas. 

Nuevas informaciones implican al imán de Ripoll y a la predicación salafista para radicalizar a jóvenes de la importante comunidad magrebí en Cataluña. Younes Abouyaaqoub es por el momento el sospechoso del atentado de Barcelona. Nacido en Marruecos, de 22 años, vivía en la localidad de Ripoll, en Girona.

Junto al espanto y dolor de las familias de los terroristas, la confirmación que se va abriendo paso del rol del imán Abdelbaki. El clérigo radical adoctrinó a un grupo de muchachos de Ripoll integrados en su comunidad hasta convertirlos en los terroristas de Barcelona.

El Gobierno y la Generalitat tratan por su parte de superar sus diferencias. Se esfuerzan por ambas partes en evitar la imagen de la falta de coordinación. 

La masiva asistencia al minuto de silencio en la plaza de Cataluña, en la mañana del viernes, con la presencia del Rey Felipe VI y los presidentes Mariano Rajoy y Carles Puigdemont mostraron una reacción de mayor sensatez que la vivida tras el atentado de Atocha en Madrid en 2004. El comité de crisis y la conferencia de prensa conjunta de Mariano Rajoy y Carles Puigdemont -una iniciativa que debió celebrarse el mismo jueves- confirmaron el marco positivo de cohesión y reacción. 

Excelente la reacción de los Reyes el viernes y el sábado. Ovación cerrada en La Rambla, en el kilómetro cero del dolor, en el homenaje a las víctimas. Misa solemne este domingo en la Basílica de la Sagrada Familia con asistencia de los Reyes, el presidente del Gobierno, el presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona.

De nuevo los mensajes de cohesión y unidad están planteados con fuerza para un futuro inmediato. Atención a que el atentado pudo haber sido mayor. La segunda cuestión, que hay que subrayar, se centra en que lo sucedido puede repetirse.

Es necesario por tanto el pacto entre fuerzas políticas que mantienen posturas diferentes. Es un mensaje de inmediato futuro para el Ayuntamiento de Barcelona y la propia Generalitat. Lo contrario puede convertise en mayor golpe aún para Barcelona y sus valores, y por supuesto para Cataluña y el resto de España.
 
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