Pedro Sánchez, tras perder, rechaza dar el paso a la centralidad política

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Presidential Communication Holding (PCH). Entrecomillado y en inglés, como lo escriben las corporaciones que dirigen televisiones, radios, periódicos y plataformas de entretenimiento.

El presidente en funciones Pedro Sánchez y el gabinete de Presidencia vienen actuando como lo que son: una corporación de comunicación. En Filosofía, el “actuar” sigue al “ser”.

Oficialmente la Presidencia del Gobierno tiene la misión de dirigir políticamente la reunión del Consejo de Ministros, coordinar su acciones y otras competencias de representación institucional del Estado. El Gabinete por su parte es un apoyo del titular en estos asuntos. O sea, están para gobernar.

Pero ese diseño constitucional lleva tiempo en segundo plano ya que Gabinete y Presidente tienen una ocupación  principal (“Misión” en lenguaje de Management) que es a la que dedican de verdad su tiempo, su energías y los recursos, nada despreciables, de los que disponen.

Esto que, con mayor o menor intensidad ha podido apreciarse desde la moción de censura que le llevó a la chusca primera tarea de cambiar el colchón del dormitorio de La Moncloa, es hoy un escenario que podrá enseñarse en las facultades de Comunicación.

Lo del Falcón, lo de ponerse a la altura del Rey para recibir el saludo de invitados, el libro escrito por un negro ( una negra, que nadie se me enfade), las fotos de la excelsas manos presidenciales o de las gafas Steve McQueen -en-El Caso de-Thomas Crown- y otras fantasmadas fueron los primeros pasos de esta star up, llamada Presidencia Communication Holding (PCH)

Una vez fallida, por segunda vez en su corta vida política, su candidatura a Presidente del Gobierno, el PCH se ha movido con gran profesionalidad en términos de comunicación.

La acción soporte fue la carta que sin dejar pasar más días Pedro Sánchez enviaba a los afiliados al PSOE: no tiraba la toalla, iba a trabajar para conformar antes del último día un gobierno de progreso… pata tin pata tan.

Luego PCH ha puesto en marcha el resto de los mecanismos para triunfar en su papel de comunicadores.

Antes de nada fijémonos en que hay suficientes indicios de que lo de presentarse otra vez como candidato a presidente del Gobierno es sólo un señuelo, algo para manufacturar una imagen del presidente del Holding, como alguien con determinación, demócrata y sensato: quien no lo vea así, está bloqueando el deseo de los españoles en las urnas (Partido Popular, Ciudadanos, Vox,) o tiene desmedidas ambiciones (Unidas Podemos). Está actuación es, desde luego, legítima. Pero no es más que una trampa táctica para debilitar la credibilidad de los adversarios.

La estrategia es otra. Es algo simple, antiguo y conocido por los estudiantes y profesionales de comunicación. Se trata de la aplicación de la Teoría de dos pasos, elaborada principalmente por Paul Lazarsfeld y Ehiu Katz (Personal Influence, 1955).

Pedro Sánchez, no revelo nada, odia a los medios de comunicación. Me refiero a medios libres, independientes y a sus profesionales. Recordamos cómo se reían en el entorno del PCH, no sin razón, del plasma de Rajoy. Pues las ruedas de prensa con preguntas y respuestas de Pedro Sánchez pueden contarse con los dedos de una oreja.

Entonces, nada mejor que sustituir a la prensa. En la Teoría de dos pasos, un medio de comunicación, con dificultades para divulgar sus noticias y sus puntos de vista actuaría haciendo llegar a los creadores de opinión sus mensajes (paso uno), para que sean estos quienes adecuen el mensaje, el tono, la relevancia a sus públicos (paso dos). He dicho “sus públicos”, en plural, porque la sociedad no es uniforme y cada grupo escucha con agrado y confianza a sus prescriptores.

Pues esto es lo que está en marcha: Pedro Sánchez y su gabinete (PCH), con el Congreso de vacaciones) se han desecho de los medios de comunicación y desde esta semana reúnen a los “expertos” (feministas, ecologistas, igualitaristas, europeístas, periodistas de recebo y grupos de agradores) y les ilumina sobre la bondad de que en septiembre sea elegido como presidente de un gobierno bien porque se abstengan Partido Popular o Ciudadanos (que va ser que no, y menos con el golpe, Bildu mediante, en Navarra), o con Unidas Podemos rendidas y apoyándoles desde fuera del Consejo de Ministros (que tampoco, por vergüenza torera de su líder).

Sí, claro que PCH sabe que esa es la respuesta de los otros. Lo sabe y la desea, pues, como se ha dicho se trata sólo de un señuelo. Precisamente por eso les madruga haciéndose – en términos de opinión pública- con el preciado espacio de la sensatez, la moderación, el orden, la estabilidad y hasta del amor patrio por medio de los que crean opinión. Sí, claro que principalmente en sus potenciales votantes. El resto, ¿para qué?

¿Tendrá éxito? Desde el punto de vista de comunicación puede golear si nadie le pincha el globo que por aire lleva vacuidad, despecho, acuerdos contra la unidad de España y un retroceso en la libertad que hace crecer.
 
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