Rajoy reta a Podemos y PSOE a presentar una nueva moción de censura

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En el arranque de un dificilísmo curso político, Mariano Rajoy rechazó con dureza, y cierto hastío, el "tono inquisitorial" de la oposición de Podemos de Pablo Iglesias y de PSOE de Pedro Sánchez (líder político sin escaño en el Congreso).

Lamentó de forma profunda, antes los retos de España, y las preocupaciones de los ciudanos, que un día sí y otro también la única preocupación de la oposición sea la de derribarle para ocupar La Moncloa y el Consejo de Ministros sin otra ambición que la de sus intereses partidistas y personales. Mariano Rajoy conservó el tono y las maneras porque su posición nunca es la de la bronca. Pero mostró con creces la irresponsabilidad de la oposición.

De forma muy clara subrayó que para cumplir con las responsabilidades políticas que según la oposición tiene él como presidente del Gobierno en la presunta financiación irregular del Partido Popular, el Congreso le debería retirar su confianza mediante una moción de censura, lo que ya ha sucedido una vez sin éxito.

La intervención de Rajoy

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmó este miércoles que ya ha hablado en el Congreso de los Diputados 52 veces sobre la trama Gürtel, por lo que atribuyó su nueva comparecencia a las "urgencias políticas" de la oposición y no las del país, que en su opinión son el terrorismo, el independentismo y la economía.

Lo hizo en su comparecencia ante el pleno del Congreso de los Diputados solicitada o aprobada por el resto de grupos en la Diputación Permanente la semana pasada.

Mariano Rajoy comenzó su intervención recordando a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils y reflexionando sobre éstos que han causado daño a "España entera" y a las víctimas extranjeras, que ya son "nuestras", y destacando que España ha vuelto a demostrar su templanza ante el terrorismo y agradeciendo su labor a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. "Nos han hecho daño, pero no nos han vencido", dijo, afirmando que el país enfrentará al terrorismo con "unidad".

Hablando ya del tema en cuestión y las "competencias" entre partidos de la oposición que ha suscitado la petición de explicaciones al respecto, dijo que ha hablado del tema ya 52 veces en el Congreso: en los debates del Estado de la nación, los de investidura, los de otros casos de corrupción y las sesiones de control, donde ha respondido 32 respuestas orales.

Aparte estarían las intervenciones en el Senado y las del resto de miembros del Gobierno, además de las comisiones de investigación sobre la corrupción, la del Partido Popular (PP) y la de todos los partidos. Y, finalmente, la moción de censura.

"Tienen derecho a pedir mi comparecencia", reconoció al resto de grupos, pero no que desdeñen todas las explicaciones que ya ha dado con un "celo inquisitorial" y pretensión de apartarle del puesto y les reprochó que, sin haber ninguna novedad sobrevenida, no ha lugar a un debate extraordinario fuera del período de sesiones en lugar de otros temas más urgentes.

Así, ironizó, ante el "desinterés" de los grupos por la gestión presente del Gobierno y su preferencia por un tema de hace 20 años y "tan trillado" que no les "lleva a ningún sitio", que será que el Ejecutivo lo está haciendo muy bien.

Mariano Rajoy espetó a los grupos de la oposición que la responsabilidad política que le piden "nada tiene que ver con el texto constitucional y sí mucho con sus urgencias políticas", para las que la corrupción sirve como "un saco sin fondo en el que pueden utilizar lo que les plazca".

"No me opongo a que se me exijan responsabilidades", admitió, señalando que el Gobierno lo es por la confianza del Parlamento, pero recordó que antes dichas explicaciones se debían dar cuando el Ejecutivo perdía una votación importante y que para evitar la inestabilidad parlamenaria existe la moción de censura, pero ésta fracasó y por tanto "esta cámara no me ha retirado su confianza".

"Mi obligación es gobernar y lo seguiré haciendo. Es mi obligación y no voy a abdicar de ella", advirtió, apelando a los atentados yihadistas y a preservar la unidad de España y el sistema democrático como las verdaderas prioridades del momento, además de no poner en riesgo la recuperación económica y hacer que llegue a todos los hogares.

No obstante, aseguró que a él también le preocupa la lucha contra la corrupción, y por eso su Gobierno ha aprobado una decena de leyes, porque "son más efectivas las reformas que los reproches". Por ejemplo, la de la ley de financiación de partidos exigiendo que publiquen sus cuentas y limitando las donaciones y condonaciones de deudas de que pueden beneficiarse y el aumento de presupuestos para el sistema judicial y su lucha contra la corrupción.

"En España no hay impunidad", aseguró, fijando los tribunales "y las urnas" los lugares donde se rinden responsabilidades. "Y estoy dispuesto a seguir mejorando los mecanismos de control".

"Comparezco porque así me lo han exigido. Pero no debo abdicar de mis responsabilidades de gobierno", sintetizó, y, para terminar, volvió a referirse a los "retos muy importantes" que exigen una "actitud constructiva" de todos los grupos: la amenaza terrorista, el desafío independentista y la consolidación de la economía.

"No se si este tipo de debates son útiles a estos efectos", deslizó, dejando caer que "puede que el objetivo (del resto de grupos) sea otro" y que intuye "cada vez más gente empieza a darse cuenta"
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