La doctoraVictoria (Vicky) Benavides Sierra sintetizó el momento especial . (Foto: Facebook/VBS)

Un virus canalla para sacar lo mejor de nuestros valores, la batalla de Ifema

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Martes 31 de marzo demoledor. Dejó un máximo diario en muertos (849) de coronavirus cuyo contagio sigue alcanzado a nuevas personas (9.222), con las UCIs (Unidad de Cuidados Intensivos) que siguen recibiendo más pacientes graves (376) y las altas siguen también sumando (2.479).

Datos en España

(Cifras totales: 85.301 casos de coronavirus diagnosticados, 7.624 muertos. Se han curado 16.780 personas. Fuente: Ministerio de Sanidad)

24.090 en Comunidad de Madrid (3.392 muertos)
18.773 en Cataluña (1.672 muertos)
6.057 en País Vasco (265 muertos)
5.414 en Castilla y León (297 muertos)
5.858 en Castilla-La Mancha (622 muertos)
5.405 en Andalucía (236 muertos)
5.110 en Comunidad Valenciana (310 muertos)
3.723 en Galicia (66 muertos)
2.146 en Navarra (102 muertos)
2.078 en Aragón (106 muertos)
1.733 en La Rioja (71 muertos)
1.560 en Extremadura (106 muertos)
1.158 en Principado de Asturias (49 muertos)
1.262 en Canarias (55 muertos)
1.100 en Cantabria (26 muertos)
958 en Islas Baleares (31 muertos)
920 en Región de Murcia (34 muertos)
51 en ciudad autónoma de Melilla (1 muerto)
25 en ciudad autónoma de Ceuta (1 muerto)

Un clima de inestabilidad política y económica:

1. Los empresarios claman contra el caos regulaterio de Pedro Sánchez.

2. Los presidentes autonómicos piden flexibilidad para aplicar el parón industrial.

3. Los ERTE se disparan a 310.000 y ya afectan a dos millons de trbajadores.

Carlos Alsina, en la Cadena Onda Cero, en su diario de la pandemia, retrató el martes 31 de marzo. "La unidad y el consenso se cultivan, no se imponen", sentenció sobre la crisis política abierta en torno a la gestión de Pedro Sánchez.



Un martes 31 de historias humanas. La doctora Victoria (Vicky) Benavides Sierra sintetizó el momento especial señalando que "ha tenido que venir un virus canalla para que saquemos nuestros mejores valores".

La médico de familia Victoria Benavides Sierra, afirmó en el programa Más de uno de la Cadena Onda Cero que es difícil la coordinación en Ifema allí porque faltan manos. Defendió al personal que está trabajando en la coordinación en el hospital de campaña instalado en Ifema. Afirmaó que "está todo el mundo volcado".

Marisa, una paciente curada de coronavirus, apuntó que "hay que estar en el hospital para ver cómo trabajan y ver el cariño que nos dan".

Marisa, paciente curada de coronavirus con 75 años, agradeció en el programa Más de uno el trato que ha recibido por parte del personal sanitario, tanto en el hospital, como cuando fue dada de alta y enviada a casa "me siento muy atendida por los médicos de familia y enfermería". Asimismo, aconsejó tener una actitud positiva para poder afrontarlo mejor.

Explicó que pensaba que tenía una neumonía normal, pero cuando le hicieron las pruebas dio positivo en coronavirus y, tras pasar 12 días ingresada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, le dieron el alta.

Quiso agradecer la labor de todo el personal sanitario. "Hay que estar en hospital para ver cómo trabajan los profesionales, el riesgo que tienen, la paciencia que tienen con nosotros y el cariño que nos dan". Aconsejó a todos aquellos que estén pasando por la enfermedad que se mantengan positivo, "Tenemos un día para nacer y otro para irnos", sentenció.

La batalla en el hospital de campaña de Ifema

El testimonio de la médico de familia Victoria Benavides Sierra en el hospital de campaña de Ifema. El relato en Facebook:

"Hoy no voy a esperar a despertarme y escribir.

Es tan intenso el cúmulo de emociones, que cuanto antes lo suelte, mejor.

Está nevando en Madrid. Con ganas. No ha sido un invierno frío, ni de agua. Y ahora…

Espero que mañana por la mañana no esté congelada y me toque quitar el hielo para ir a trabajar. A medio día, las quitanieves andaban por la M-40, reubicándose por toda la Comunidad de Madrid. A este paso se desborda el Manzanares y nos atacan las plagas de Egipto… madre mía que días!!

Me he incorporado de nuevo a Ifema. Sin planilla ni sitio asignado, sin saber donde iba a caer… Cada día hay un cambio, una aventura, una nueva adaptación de un hospital de campaña, abierto en tiempo record, que intenta a la vez funcionar y mejorar. No es fácil, no. Cada día son necesarios más profesionales para atender a todos los que llegan. A medida que se desbordan los hospitales, Ifema crece.

Hoy, para ganar amplitud de espacios, nos han cambiado la zona de vestuarios, la zona donde recogemos los pijamas, los lugares de trabajo. Se ha vuelto a enredar la situación, sobre todo en los cambios de turno. Nos acumulamos para poder cambiarnos y llegar a nuestros controles. Habréis visto las imágenes en televisión o en las redes.

Estamos preocupados por la falta de medios de protección.

En menos de ocho días hemos pasado de vestir trajes preparados para afrontar el ébola a EPI modelo buzo, y hoy a una bata verde fina de entretela con un mandil de plástico. En las conserveras gallegas llevan mandiles más apañaos que el nuestro. Eso si, debajo un pijama de quirófano color naranja típico de un penal de serie televisiva americana muy vistoso. De gorro, a elegir: plástico blanco, gorro verde a juego con la bata, el que te hayas traído tu apañao de casa o el modelo de mi compañero Pedro… frente despejada, total para lo que sirven los otros…

¿ Y ahora qué? ¿ A quién culpamos de esto? ¿ Que hacemos si no hay más?

Pues hemos hecho lo que hemos podido. Cerrarnos todo lo mejor posible, como venimos haciendo en nuestros centros de salud desde febrero, y mantener las distancias con todos. Esta parte es responsabilidad de cada uno de nosotros, no solo de la organización del hospital. Hemos visto a Manolo en una grabación advirtiendo a los que estaban en la cola, para que guardasen la distancia. No podemos ni debemos bajar la guardia. Que arte el tuyo Manué.

En fin, de tal guisa Pedro, Javier, Maite y yo, invisibles en las planillas, nos hemos ido a lo que quedaba del pabellón 5. Allí ya se había desmantelado el túnel de protección y el de desinfección de salida. Queda la mesa con dos compañeras que anotan quien entra y quien sale de la zona contaminada y con ellas…San Nacho.

Este hombre lleva allí desde el primer día. Se ha echado encima la tarea de ayudarnos a comprobar que vamos todo lo protegidos que se puede. Los tres pares de guantes, las dos mascarillas, la careta bien colocada. La batita verde bien atada. No era su tarea, pero como tantos de los que estamos allí, ha tirado del carro donde ha sido necesario. Si me lo encuentro por la calle un día sin su mascarilla, no se si le reconoceré, pero de sus ojos, de su mirada diaria, no creo que me pueda olvidar en la vida.

Lo que quedaba de los siete controles con 50 camas cada uno, está reubicado en el A, el E, y el D-F ( estos dos juntitos desde el primer día). Nuestros pacientes del control C que aun no están de alta se han reubicado en el E y el A. Así que Javier, Pedro y yo nos hemos hecho cargo de esos controles, para estar con nuestros pacientes. Maite , Rosa y otras compañeras han ido a rescatar a los suyos del D-F.

A lo largo de la tarde, hemos podido dar bastantes altas. Pero si yo sola he dado seis!! A tres los han recogidos sus familiares, a un cuarto un taxi y dos se han quedado pendientes de tener sitio en un hotel medicalizado para pasar el resto de su aislamiento. No todos los pacientes tiene posibilidad de aislarse solos en una habitación en sus casas los catorce días que aún les quedan por delante.

El resto de mis pacientes no altables hoy estaban bien, en vías de recuperación. Me han persiguido alrededor del control, cada dos por tres, para que les ponga el “pulsi” y ver si ya están por encima del deseado 94% de saturación, tras un paseíto sin oxigeno.

A estas alturas todos son expertos en las bases de la oxigenación tisular. Saben que sus dedos no deben estar fríos, saben que dedo de su mano es el que mejor satura. Saben que las primeras medidas no valen y esperan pacientemente a que el dichoso cacharrito vaya subiendo la cifra en segundos…

Ainssss… me dice Daniel, un resalao jovenzuelo calé - que es que yo soy asín, de verdad, que aquí no me va a subir-. Pretende convencerme que a sus veinticuatro años es normal que sature solo al 92%. Pobre mío, no se da cuenta que tengo más tiros que la cantimplora de un vietnamita y no me la da fácilmente. Tendrá que esperar un poco y cuando sea seguro… a casita. Ya no le falta mucho.

Así hemos pasado la tarde: informatizando las historias de cada paciente, continuando con el traslado al Pabellón 7 y 9, vigilando a los que aún andan a tortas con el macrófago indómito… Hoy, como no había EPI que nos deshidratara, hemos aguantado las siete horas del tirón. Al menos hemos podido trabajar con más tiempo y más paz. Si hasta hemos escrito en el ordenador sentados en sillas!!

Paulatinamente se ha trasladado el control F… el E ( he corrido a despedirme de mis pacientes del C que habían ido a parar allí, con mucha alegría porque todos estaban en franca mejoría)… el D…

Una lluvia fina de agua y lejía se ha ido extendiendo mientras en el A seguíamos a pie de obra. Hemos sido los últimos en abandonar el pabellón 5. Pedro, Toñi nuestra TCAE y yo, los últimos en pasar por Nacho que seguía allí, esperando para quitarnos el modelete de hoy.

Se nos ha encogido el corazón al irnos. Un espacio enorme que durante unos días ha sido la casa común de pacientes y sanitarios. Es verdad que los nuevos pabellones están mejor montados. Pero la experiencia de estos días pasados, con nuestros pacientes en este lugar, nos ha marcado para siempre. Nos hemos hecho fotos, selfies, panorámicas, un poquito de video… foto del pilar de hormigón de nuestro C… Detrás dejamos miles de millones de Covid que no se replicaran nunca más y miles de macrófagos que ha comprendido su verdadera misión y han vuelto al redil.

Mi última mirada ha sido para él. Para su lugar. En su historia quedaba anotada su marcha a las 00:03 del día 30 de marzo. No te vamos a olvidar nunca Juan Pablo.

He salido y tenía el móvil lleno de mensajes. No soy capaz de contestaros a todos, aunque lo intento. Os prometo que los leo todos, antes incluso que beber agua.

Entre mis mensajes, un audio de Valen, paciente mía de Arganda, que me ha hecho llorar y sonreír a la vez. Valen tiene su lucha personal a la que planta cara con una fuerza maravillosa y con Ángel, su marido, a su lado. En medio de todo eso, ha tenido el detallazo de escribirme al saber que estaba en Ifema.

Mañana de vuelta a la aventura. Los que hemos cerrado el pabellón 5 nos hemos quedado huérfanos de control y pacientes. Mañana nos reubicaran en los nuevos pabellones.
Mañana tendremos más material, o pasado mañana.

Dependerá de lo que tarden en descargar el A 350 de Iberia que aterrizará esta madrugada en Barajas procedente de Shanghái, y distribuirlo a donde quiera que esté destinado.

Lo se a ciencia cierta. A las 15:44 he recibido un mensaje en mi chat familiar que dice “Saliendo ya. Un beso campeona! Nos vemos mañana”. Lo escribe Manuel, con quien comparto vida desde hace más de treinta años. Es uno de los pilotos de este vuelo.

Hoy mi beso de despedida es para ellos: Manuel, Titón, Ramón, Chema,Pablo S., Pablo M., Javier y Victor. Tripulación de ocho increíbles tan especiales, tan queridos, a los que admiro por su generosidad y su esfuerzo, que no han dudado un momento en hacer esta misión.

Para todas las tripulaciones civiles y militares que haceis este pasillo aéreo, tan necesario.

Mañana ya es Hoy…no me puedo dormir".



 
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