54 días para hoja de ruta con Puigdemont, El Prat en crisis y fobiaturismo

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Lunes 7 intenso con el despacho de trabajo del Rey Felipe VI con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Esta vez no hay espacios para protocolos y tradiciones. Arde la crisis de Venezuela en la escena internacional. España, como adelantada de la Unión Europea con América Latina, muy pendiente de la brutal tensión desatada con la Constituyente que ha supuesto la ruptura de Mercosur con Caracas. Preocupa el ambiente de caos político y militar.

En el plano doméstico, tres cuestiones muy puntuales con un hilo conductor: el ataque de los independentistas radicales (Arran, unido a la CUP) al turismo en Barcelona (un fobiaturismo que saltó a Mallorca), el colapso en El Prat en un conflicto que hizo estallar a Ada Colau, y la necesidad de una hoja de ruta inmediata que debería comenzar antes del 1 de octubre.

Asegurar que el referéndum no se va a celebrar y esperar sentado en una silla a que llegue el 1 de octubre puede ser esta vez una muestra peligrosa de inmovilismo político. El Rey quiere escuchar con atención las líneas de Gobierno. 

Tras el despacho, y antes del almuerzo en el Palacio de Marivent, en Palma, Mariano Rajoy quiere explicar la posición del Gobierno ante cuestiones importantes. Permanece atento al ocultismo que hay en Barcelona.

La próxima semana, el miércoles 16, puede celebrarse un Consejo de Ministros si el Parlamento de Cataluña decide admitir a trámite la proposición de ley para la celebración de la consulta soberanista. El texto con el que se pretende dar cobertura legal al referéndum fue registrado el pasado 31 de julio por parte de Junts pel Sí (JxSí) y la CUP.

¿54 días antes de la consulta, hay espacio político para una iniciativa personal del presidente, la retirada de la consulta, y el comienzo en el Congreso de un debate para la reforma de la Constitución? ¿Es decir, hay espacio para la audacia? El Rey quiere escuchar a Mariano Rajoy. Felipe VI conoce perfectamente los escenarios y los protagonistas e intuye la salida, que es sólo política para un conflicto político. 

Este lunes en Palma es importante. Mariano Rajoy ha pasado unos días de vacaciones en Ribadumia (Pontevedra). Han sido días para reflexionar con un CIS de luces rojas sobre el desgaste que provoca a la vez la corrupción y la falta de acción política. El Rey ha tenido una intensa agenda. Va abrir ahora unos días de descanso personal. Pero quiere una información muy precisa.

El escenario de este encuentro este año es muy diferente. Hay estabilidad política y económica pero graves desafíos a la vez. El año pasado, en estas fechas, no hubo despacho de verano entre el Rey y Mariano Rajoy en Palma. En su lugar celebraron una reunión ordinaria en el Palacio de la Zarzuela, debido al escenario de interinidad política por la falta de investidura. Tanto en 2015 como en 2014, en el primer verano de Felipe VI como Rey, sí hubo reuniones en Marivent.
 
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