Feijóo y Urkullu adelantan las elecciones en Galicia y País Vasco al 5 de abril
Elecciones autonómicas importantes el 5 de abril, Domingo de Ramos, en País Vasco y Galicia. El lehendakari tomó finalmente su decisión y se la comunicó al presidente de la Xunta. Alberto Núñez Feijóo reaccionó de inmediato tras la llamada de Íñigo Urkullu. En ambos casos, una medida prudente. Adelantar los comicios para evitar que el final de legislatura en Cataluña les envuelva en una tormenta de tensiones.
En País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) afronta con tranquilidad estos comicios al tener los presupuestos vascos aprobados con el apoyo de PSE-EE y Elkarrekin Podemos. Cuenta además con recibir transferencias pendientes para completar el Estatuto. Llegarán en plena precampaña. Pero tendrá que hacer frente a la posible factura de casos de corrupción.
En Galicia, la situación puede ser más compleja. Es la cuarta vez que coinciden las elecciones vascas y gallegas. Alberto Núñez Feijóo aspira a renovar la mayoría absoluta en la que está asentado desde 2009. Las encuestas apuntan a que el escenario será apretado y reñido.
Las elecciones gallegas y vascas se deberían celebrar a finales de septiembre o comienzos de octubre. En ambos casos se pretendía agotar la legislatura. Pero el ambiente de crisis, enfrentamiento y pugna en Cataluña hace aconsejable que estas elecciones no coincidan con el incierto escenario de la pugna independentista (ERC frente a JxCat). Ni tampoco con las negociaciones políticas y el clima de dudas que rodean a los Presupuesto Generales del Estado (PGE).
En Galicia hay una situación delicada. El PSdeG-PSOE se ha recuperado. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) ha vuelto al Congreso de los Diputados tras años de profunda crisis. En las Mareas hay una fuerte fragmentación entre Podemos, Izquierda Unida y los distintos grupos nacionalistas que se sumaron en los últimos años.
Pero para Feijóo, el peligro no viene tanto de la oposición sino de Vox, la extrema derecha. que aspira a entrar en la Cámara regional. El voto a Vox tendría en el caso de Galicia especial gravedad porque podría frustrar la mayoría absoluta del Partido Popular.
En País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) afronta con tranquilidad estos comicios al tener los presupuestos vascos aprobados con el apoyo de PSE-EE y Elkarrekin Podemos. Cuenta además con recibir transferencias pendientes para completar el Estatuto. Llegarán en plena precampaña. Pero tendrá que hacer frente a la posible factura de casos de corrupción.
En Galicia, la situación puede ser más compleja. Es la cuarta vez que coinciden las elecciones vascas y gallegas. Alberto Núñez Feijóo aspira a renovar la mayoría absoluta en la que está asentado desde 2009. Las encuestas apuntan a que el escenario será apretado y reñido.
Las elecciones gallegas y vascas se deberían celebrar a finales de septiembre o comienzos de octubre. En ambos casos se pretendía agotar la legislatura. Pero el ambiente de crisis, enfrentamiento y pugna en Cataluña hace aconsejable que estas elecciones no coincidan con el incierto escenario de la pugna independentista (ERC frente a JxCat). Ni tampoco con las negociaciones políticas y el clima de dudas que rodean a los Presupuesto Generales del Estado (PGE).
En Galicia hay una situación delicada. El PSdeG-PSOE se ha recuperado. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) ha vuelto al Congreso de los Diputados tras años de profunda crisis. En las Mareas hay una fuerte fragmentación entre Podemos, Izquierda Unida y los distintos grupos nacionalistas que se sumaron en los últimos años.
Pero para Feijóo, el peligro no viene tanto de la oposición sino de Vox, la extrema derecha. que aspira a entrar en la Cámara regional. El voto a Vox tendría en el caso de Galicia especial gravedad porque podría frustrar la mayoría absoluta del Partido Popular.
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