Las mentiras de Bernardo Montoya sobre cómo acabó con la vida de Laura Luelmo

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La autopsia finalmente reveló lo que parecía un hecho. Laura Luelmo sufrió una agresión sexual además del golpe en la frente que provocó su muerte dos o tres días después de su desaparición. Así lo determina el último informe del médico forense. 

Cabe recordar que en la mañana del martes, Bernardo Montoya confesó haber golpeado a Laura Luelmo al mismo tiempo que admitió que intentó violarla pero que no lo consiguió ya que la joven estaba inconsciente. 

En las últimas horas también se ha sabido que las autoridades encontraron restos de sangre en la casa de Bernardo que podrían corresponder a Laura. Fue durante el miércoles cuando la Guardia Civil encontró restos de sangre en una manta. Asimismo, también se hallaron restos biológicos en el coche del detenido, un Alfa Romeo con el que, al aparecer, trasladó el cuerpo de Laura Luelmo

Los agentes estiman que Laura Luelmo pudo haber sido retenida la primera noche, el miércoles de su desaparición en la casa de Bernardo Montoya, y que no fue hasta el día siguiente cuando desplazó su cuerpo en el coche y lo escondió tras unos matorrales. 

Cabe recordar que la versión que Bernardo Montoya ofreció a los agentes, y que probablemente cambie en posteriores declaraciones, se centra en intentar exculparse de los hechos más graves. En este caso, negó la agresión sexual cuando, tras conocer los resultados forenses, es un hecho más que probado que la hubo. 

Por el contrario, sí ha admitido que ese fue el objetivo de seguirla y acorralarla en el callejón, pero Bernardo Montoya sabe perfectamente que la intención no siempre se condena: así le ocurrió con la mujer a la que atacó en 2008 y por la que solo fue condenado por amenazas. 

Los últimos datos que se han conocido sobre las últimas horas que Laura Luelmo pasó con vida determinan que la joven fue arrastrada. Es probable que la abandonara malherida, aunque tampoco puede descartarse que la fecha no sea del todo precisa al ser un informe preliminar.  En cuyo caso, Bernardo Montoya no asume dicha muerte puesto que siempre ha declarado que cuando dejó su cuerpo en la zona donde encontraron el cadáver, Laura Luelmo estaba viva. 

A tenor de todos los datos, la Guardia Civil tiene claro que es difícil que los hechos sucedieran así, dado que la joven ya había manifestado por teléfono a su novio el temor que le provocaba el vecino de enfrente, es decir, Bernardo. Resulta poco creíble que justo Laura fuera a preguntarle por un supermercado en la zona. 

Tampoco se fían del relato de Bernardo en los momentos posteriores a abandonar el cuerpo de Laura Luelmo. El asesino confesó que dejó a la joven malherida pero con vida, y que inmediatamente después se deshizo de las zapatillas que llevaba tirándolas a un contenedor y del móvil de Laura tirándolo a otro. Pero esta versión tampoco convence a la Guardia Civil puesto que no han aparecido ni las llaves ni el móvil ni el monedero ni las deportivas. 

Antes de esta última versión, Montoya intentó exculparse alegando que se la encontró accidentalmente en las inmediaciones de El Campillo, que mantuvieron una discusión que llegó a las manos y que, en el curso del forcejeó, la golpeó. Y que luego, temeroso de que le acusaran, intentó esconder el cuerpo en La Mimbrera. Es por ello que los agentes prevén que vuelva a cambiar la versión más veces.